El Infierno existe.



Martes 12 de Enero de 2010: en el país más pobre de América, Haití, se produce un terremoto de 7° en la escala Richter.
Viernes 15 de Enero de 2010: Caos y devastación total.

Muchos se preguntarán ¿por qué Haití y no otro país? ¿por qué la Naturaleza fue tan cruel con el país más empobrecido del continente americano? Nadie sabe la respuesta, pero tampoco nadie la pide. En estos momentos sólo queda ayudar y rezar.
La capital de Haití, Puerto Príncipe, está en ruinas. Sus calles son más parecidas a una morgue que a una vía. Según el gobierno, ya van más de 14.000 personas enterradas en fosas comunes, y son sólo las que han podido ser rescatadas hasta la fecha de edificios destruidos, debajo de los escombros. Miles aún yacen y esperan ser rescatadas con vivas debajo de construcciones, que con el paso de las horas estos miles se convierten en cientos y decenas. Pocas esperanzas quedan ya de encontrar con vida a las 2 chilenas desaparecidas, que trabajaban para la ONU antes del sismo.
La ayuda internacional no se ha hecho esperar: países como Estados Unidos, México, España, Argentina, la Unión Europea, Cuba y Chile, entre muchísimos otros, han enviado ya alimentos, medicamentos y agua a Puerto Príncipe. La Cruz Roja ha reunido más de 8 mil millones de dólares para las víctimas. El mundo entero está con Haití, pero nada basta. Haití ya era una nación empobrecida antes de la desgracia. Con más de 3/4 de su población viviendo con menos de US$1 al día y con agua menos que suficiente para vivir una semana. Inestabilidad política que debía ser intervenida por las fuerzas de las Naciones Unidas. Democracia rota, Estado débil.
Ahora, Haití es sólo un nombre, sin gobierno, pero con Presidente. Con ayuda y comida, pero sin medios para repartirla. Gente muríendose de hambre, enfermedades antes las descomposición de los cuerpos que esperan en la vía pública. El mundo con los ojos fijos en la población haitiana.
Repito mi pregunta retórica: ¿por qué Haití?. Esta es sin duda una prueba que Dios nos ha puesto en el camino, como Humanidad y Mundo, para que la enfrentemos unidos. En un lugar con anarquía de hecho, poner orden. Alimentar millones de bocas y levantar al país.
Haití, mientras tanto, espera. Todos esperamos. Que Dios los acompañe.

Viernes 15 de Enero de 2010.

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